lunes, 7 de febrero de 2022

COLUMNA: TRIBUNA PÚBLICA


 

Tribuna Pública

Francisco Javier Copeño Castro

*Inconcebibles imágenes de enfrentamiento en caseta de Palo Blanco…

*¿Protesta pacífica con petardos, bombas molotov? ¿Quién les cree?

*Dicen vivir en paupérrimas condiciones a pesar de los millones que recaudan…

*Se necesitan maestros en los pueblos de Guerrero, pero verdaderos…



En honor a la verdad, son completamente inconcebibles las imágenes que se pudieron observar a través de videos y fotografías de lo suscitado el pasado viernes en la caseta de Palo Blanco, donde estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa, pretendieron tomar la caseta, -aunque digan y afirmen que no-  porque nos parece infantil creer que digan que sólo iban a repartir volantes de información a los automovilistas. ¿Por qué precisamente en la caseta? Lo pudieron hacer a su paso por Chilpancingo, podrán decir que es porque ahí hacen una pasada obligada, pero se vio claramente que levantaron las plumas y que son visitantes nacionales y quieren que se sepa a nivel nacional. Ellos mismos hicieron un pronunciamiento más tarde y fue visto por millones de internautas, esa es una forma de informar más eficaz. ¿A poco no? ¿Eso no se lo creen ni ellos mismos? Sobre todo, el acto de lanzar un tráiler contra lo que abriera paso, poniendo en riesgo la vida de personas, valiéndoles un soberano cacahuate los daños a causar. Lo cierto es que pretendían recaudar recursos a través del “cobro-cooperación” voluntariamente a fuerzas de quienes pasaran por esa caseta que curiosamente era en un fin de semana largo y habría muchos visitantes al puerto de Acapulco. Se presagiaban jugosas ganancias, porque según antecedentes de quienes tienen conocimiento de cuánto se recauda, son millones y no miles como todos creemos. Y su principal enojo fue, no haber logrado su cometido. No sabemos a ciencia cierta, cuánto es lo que se recauda, pero resulta inverosímil que aun y cuando se sabe que son millones lo que se obtiene por esas acciones, se sigan quejando de que viven en paupérrimas condiciones, en colchones y literas muy viejas. ¿Por qué no invierten en materia e insumos un porcentaje de los que recaudan? En serio, no hay congruencia, en lo que dicen y hacen. Ciertamente se dice que quienes critican no saben lo hay detrás de todo eso y que la prensa sólo ve lo que las agresiones, petardos, piedras y bombas molotov que llevan los normalistas, pero no ven que detrás de todo eso están peticiones, oficios y solicitudes que nadie atiende ni hace caso. Y por eso, tienen que recurrir a acciones como estas para ser escuchados y sufragar gastos que se generan en la Normal, pero además no ven y no dan cuenta de la cantidad de jóvenes lesionados y algunos de gravedad, y si responden a las provocaciones de las agresiones de policías que mandan a reprimir las protestas pacíficas que realizan, es porque se tienen que defender. ¡Ah caray! ¿Quién acude a una protesta pacífica con todo ese arsenal? Además, están preparados para ese tipo de acciones, se ve que hay un adiestramiento y estrategias bien definidas en su actuar, saben qué hacer y cómo, para correr a la par de los autobuses para abrirse paso. Tienen entrenamiento para lanzar petardos, bombas molotov, piedras y todo lo que tengan a la mano, luego entonces… ¿Quién les cree que acuden a una protesta pacífica? Antes criticaban que los gobiernos priistas represores estaban en contra de la normal; hoy los gobiernos del cambio y la cuarta transformación, quienes dicen ellos mismos prometieron apoyos y facilidades, también están siendo señalados de represión y de no cumplir las promesas. ¿A caso pensaron que con ellos serían solapados en su actuar? Lo cierto es que la mayoría de la sociedad está cansada de muchos abusos que cometen y que al amparo de ser integrantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, creen que les da el derecho de hacer lo que hacen. Se tiene que reconsiderar el actuar de todas las partes, para poder volver al espíritu esencial de formar docentes que tanta falta hacen en los pueblos de la Montaña, la Sierra, y en lugares donde se necesitan profesores que tengan la vocación de ser maestros, enseñar y transmitir sus conocimientos a quienes no tienen la oportunidad de trasladarse desde sus pueblos a las ciudades. Ojalá que tomemos un momento de reflexión y entendamos que con acciones agresivas lo único que se obtiene es el repudio y desaprobación de la ciudadanía. Por eso, mejor aquí le dejamos, en otra entrega le seguimos, por lo pronto hasta aquí. ¡Hasta la próxima y salud!    



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